viernes, 1 de julio de 2011

Maceros, clarineros y timbaleros

Maceros de Borja


            Los maceros que acompañan al ayuntamiento con ocasión de las grandes celebraciones son un símbolo de autoridad que, en Aragón, mantienen cuidadosamente las antiguas ciudades del reino. Habitualmente son dos, aunque en otras corporaciones que tienen derecho a su uso, como ocurría con el cabildo de la colegial, su número quedaba reducido a  un único macero. De este macero del cabildo ha quedado recuerdo en el personaje que, con túnica y maza negra, encabeza la procesión del Entierro de Cristo en la tarde del Viernes Santo.

Macero de Borja con maza enlutada

            En Borja los maceros municipales se crearon el 24 de octubre de 1764, a petición del corregidor. La primera vez que desfilaron fue con ocasión de la fiesta de la Inmaculada Concepción de 1764 que, curiosamente, no se celebró hasta el 22 de enero del año siguiente. El acontecimiento despertó la lógica expectación y para que la sorpresa fuera mayor se vistieron en el propio convento y según se relata en las Actas municipales “llevaron las capas ocultas para que antes de salir al público se ofrecieran a la Inmaculada, nuestra patrona”. Hay que tener en cuenta que la Inmaculada es una de las fiestas de la ciudad, a la que, en virtud de voto perpetuo, tiene obligación de asistir el ayuntamiento en corporación.


                                                                                       Macero de Jaca
          Los trajes de Borja difieren de los de otras ciudades en las que se utiliza la gramalla, esa vestidura larga, de grana o terciopelo carmesí sobre la que van bordadas las armas de la respectiva localidad. Aquí, por el contrario se optó por un traje que recuerda el de los antiguos alguaciles o agentes de la autoridad. De hecho quienes las vestían eran “porteros” en la antigua acepción que no era la actual, sino que sus funciones era la guardar las puertas con autoridad y desempeñar cometidos que se aproximarían a los de los ordenanzas. Los primeros maceros tuvieron que jurar “defender la ciudad y estar prontos en caso de guerras y turbulencias”.

Llevaban unas mazas de plata que fueron robadas durante la Guerra de la Independencia, pero no por los franceses, sino por la partida de guerrilleros que encabezaba D. Fidel Mallén, alcalde de Illueca que, en octubre de 1811, realizó todo tipo de desmanes durante su entrada en Borja. Hubo que hacer nuevas mazas que fueron ya de latón y que, el Viernes Santo, van enfundadas en lienzo negro, en señal de luto. También ese día es la única ocasión en el que los miembros de la corporación llevan guantes negros.


                                                                                       Timbaleros de Jaca

El 29 de noviembre de 1786 se tomó el acuerdo de “restituir” dos plazas de clarineros y una de timbalero. Al adoptar esta medida el concejo pretendía “que la ciudad tenga en los actos públicos la representación que ha de tener una ciudad que goza de voto en Cortes y con todos los privilegios de los que Borja dispone”. Sin embargo, no ha quedado constancia de que el acuerdo llegara a hacerse efectivo, por lo que en nuestra ciudad es una de las pocas que no cuenta, en la actualidad con ellos.

                                                                                         Clarinero de Jaca
Este año hemos podido ver en Jaca, el desfile de los dos maceros, dos clarineros y un timbalero, junto con las dos personas que portan los timbales, todos ellos vestidos con la gramalla carmesí en la procesión de Santa Orosia, un signo patente del prestigio de la corporación jacetana que, como en otros lugares, ha sabido mantener estas tradiciones.

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