viernes, 16 de septiembre de 2011

La ermita de San Sebastián de Ainzón




            Muy cerca del casco urbano de Ainzón, junto a su polígono industrial y al lado de un soto de árboles, se encuentra esta ermita que hace ya mucho tiempo dejó de cumplir su función religiosa para ser empleada como almacén agrícola por sus actuales propietarios, habiéndosele adosado algunas construcciones auxiliares.


            Sin embargo, nos encontramos ante uno de los templos medievales más importantes de nuestra comarca, tanto por sus características arquitectónicas como por sus dimensiones.




            De planta rectangular, con cabecera recta, la ermita mide 22 por 9 metros. En su interior, cuatro arcos fajones apuntados sustentan la cubierta, salvo en el primer tramo que se cubre con bóveda de arista que descansa sobre unas ménsulas. Al exterior dispone de contrafuertes y todavía conserva la puerta original.





            Destaca también por el hecho de ser la única edificación conservada en nuestra zona cuyo aparejo es de tapial concertado (barro con verdugadas discontinuas de ladrillo).





            Aunque ya han aparecido las primeras señales de ruina, al haberse derrumbado algunas vueltas de su cubierta, su estado todavía permite abrigar la esperanza de que pueda ser recuperada.




            Por este motivo, un grupo de personas preocupadas por estos temas, atendiendo a la petición formulada por la nueva corporación municipal para que presenten propuestas concretas, quiere plantear, con carácter prioritario, la recuperación de este importante monumento que una localidad como Ainzón, no puede permitir que se pierda para siempre. Quizás, la primera medida sería incoar el expediente de declaración como “monumento de interés local”, por el propio ayuntamiento, en virtud de las facultades que el artículo 25 de la Ley del Patrimonio Cultural Aragonés otorga a las corporaciones locales. Hay que recordar que otro municipio de nuestra zona, Fréscano, ya ha hecho uso de este procedimiento para proteger varios de sus monumentos que, una vez declarados “de interés local”, se incorporan al Censo General del Patrimonio Cultural Aragonés como “Bienes Catalogados”.

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