miércoles, 31 de octubre de 2012

Hoy se inaugura en la Casa de Aguilar una exposición de gran interés



            Esta tarde, a las 20 horas, tendrá lugar en la Casa de Aguilar la inauguración de una de las más importantes exposiciones de Arte que se han celebrado en la sede del Centro de Estudios Borjanos.  Organizada por el Departamento de Educación, Universidad, Cultura y Deporte del Gobierno de Aragón, dentro del Programa de Artes Visuales en Itinerancia, bajo el lema  “Las vanguardias aragonesas en la colección del Ayuntamiento de Alcañiz”, ofrece una selección de obras de Pintura y Escultura de la colección que, en los últimos años, ha ido reuniendo el Ayuntamiento de Alcañiz.





            Tras ser exhibida en el Centro de Arte y Naturaleza (CDAN) de la Fundación Beulas de Huesca, llega a nuestra ciudad donde permanecerá hasta el día 11 de noviembre. De aquí marchará a Tardienta, Sabiñánigo y Monzón, siendo por lo tanto Borja la única localidad de nuestra provincia que podrá contemplar esta singular muestra.
 




            A través de 4 esculturas y 22 pinturas en distintos soportes, ofrece una visión muy completa de la producción de las vanguardias artísticas aragonesas durante una etapa especialmente fecunda.





            El recorrido se inicia con la escultura de bronce ‘Toro el pie’ de Pablo Serrano e incluye obras de Sergio Abraín, Santiago Arránz, Natalio Bayo, José Manuel Broto, José Luis Cano, Pepe Cerdá, Miguel Ángel Domínguez, Joaquín Escuder, Fernando Ferreró, Ignacio Fortún, Jesús Fraile, Alberto Gómez Ascaso, Enrique Larroy, José Luis Lasala, Álvaro Lombarte, Fernando Navarro, Jorge de los Ríos, Ángel Pascual Rodrigo, Carmelo Rebullida, Luis Salas, Eduardo Salavera, Gonzalo Tena, Enrique Trullenque, Juan J. Vaquero Foz, Salvador Victoria y Vicente Villarroya.






            Debemos destacar que, entre estos autores, figuran dos relacionados con nuestra comarca: Miguel Ángel Domínguez que expuso en nuestro Centro y Ángel Pascual Rodrigo, nacido en Mallén.






            Todos nuestros lectores están invitados al acto de inauguración y a visitarla durante los días que permanecerá aquí, en horario diario de 19 a 21 horas y los domingos y festivos, también de 11,30 a 13,30.
            Es preciso resaltar el esfuerzo realizado por el Ayuntamiento de Alcañiz para reunir esta gran colección de Arte y el del Gobierno de Aragón por hacer posible esta muestra itinerante, eligiendo a Borja y a nuestra sede como una de sus etapas.


Tomás Martínez Galindo, un jurista borjano del siglo XVIII



            Esta es la obra que publicó en Sevilla, en 1715, un ilustre jurista borjano, D. Tomás Martínez Galindo, lo que proclamaba en la propia portada de su libro, al señalar su condición de “Aragonum Jurisconsulto Burgiensi”.
            En nuestra ciudad había nacido el 19 de diciembre de 1671, siendo bautizado en la colegiata de Santa María. Aquí inició su formación, cursando después estudios de Filosofía y Derecho en la universidad de Zaragoza, donde se graduó como Doctor.





Tras ejercer como abogado en la capital aragonesa, en 1717 obtuvo la plaza de Fiscal en la Real Audiencia de Sevilla que entonces estaba ubicada en el actual edificio de Cajasol.





            Entre los casos en los que intervino en esa ciudad andaluza, alcanzó especial relieve el protagonizado por un sujeto llamado Francisco Delgado, natural de Arahal, de oficio barbero.





            Este individuo pasaba por ser un hombre honesto y hasta piadoso, aunque tras esa apariencia ocultaba su inclinación a apoderarse de los bienes ajenos, algo frecuente en todas las épocas. Sin embargo, sus andanzas terminaron cuando, el 3 de marzo de 1713, tras oír la Santa Misa en la capilla de Nuestra Señora de Belén de la iglesia de Clérigos Menores, se percató de que el sacerdote se había dejado las llaves en el sagrario y, aprovechando un descuido lo abrió y se llevó el copón de plata con las formas consagradas. Una vez en casa, sumió la Eucaristía, tomando las formas una a una con una tijera de su oficio y, a continuación, fundió el copón.





            Curiosamente, fue descubierto al llevarse poco después algo de mucho menos valor. La cartela del “Hic est chorus” que se utiliza para señalar el turno en el canto del Oficio Divino.





            Cuando los corchetes fueron a prenderle, huyó precipitadamente y se refugió en el convento de San Francisco (derribado en 1841). De allí fue sacado por la fuerza y conducido a la cárcel real, confesó el robo del copón y otros realizados con anterioridad, como una lámpara de plata que había tomado del altar de Nuestra Señora de la Esperanza, en el mismo convento donde se refugió, algunos lienzos, una sacra y otros objetos de no excesivo valor. La intervención de los oficiales reales provocó un conflicto de competencias ya que, quienes se acogían a sagrado, quedaban protegidos de la jurisdicción civil, bajo la tutela de la eclesiástica. En este caso, a pesar de la gravedad de la acción sacrílega perpetrada por el barbero, el Juez eclesiástico luchó por defender su fuero. Pero, no contaba con la tenacidad del Fiscal de S. M. que desarmó sus argumentos y logró que Francisco Delgado fuera condenado a muerte. La ejecución se llevó a cabo en la propia plaza de San Francisco, donde fue ahorcado.





            Después le cortaron la cabeza y la colgaron de la puerta de la Macarena. La mano derecha se puso en la puerta del Arenal y la izquierda en la de Carmona. Hombres como D. Tomás Martínez Galindo harían falta en nuestros días. No obstante, alguna incomprensión debió suscitar en Sevilla porque, algún tiempo después, consiguió el traslado a Valencia, ocupando el puesto de Fiscal en la Real Chancillería de la que luego fue Oidor. En la capital del Turia contrajo matrimonio, en 1721, con Dª Margarita Clara Rojas y Sandoval. Él tenía ya 50 años y la novia era viuda, lo que pudo influir en que no tuvieran hijos.





            A pesar de la distancia, mantuvo siempre una estrecha relación con Borja, siendo quien costeó la imagen titular de la parroquia de San Miguel que hoy se conserva en el Museo de la Colegiata. En ella aparece el arcángel repartiendo mandoblazos a los demonios que aplasta bajo sus pies, algo que sería muy del gusto de este mecenas borjano.





            D. Tomás falleció en Valencia en 1736 y, al morir, dejó varias fincas para que, con el producto de su venta se construyera una ermita dedicada a la Virgen del Carmen en la Muela Alta. Llegó a enviar esta imagen que estaba destinada a ser la titular de dicha ermita.





            Sin embargo, el cabildo de la colegial se opuso a esta pretensión y consiguió del Sr. Obispo el permiso necesario para el traslado de esa fundación a Santa María y la imagen fue colocada en la capilla de San José, donde aún se venera. Menos mal que el ilustre jurista había muerto pues, en caso contrario, estamos seguros de que habría luchado por conseguir su objetivo y, en este caso, es probable que no hubiera habido puertas suficientes en nuestra ciudad para colgar las cabezas de nuestros eclesiásticos.


martes, 30 de octubre de 2012

Piedras francesas en un molino de Vera de Moncayo



            Guillermo Carranza está realizando, desde hace varios meses, un exhaustivo estudio sobre obras hidráulicas en nueve municipios del valle del Huecha que tenemos el propósito de publicar. Especial atención está dedicando, lógicamente, a los antiguos molinos harineros. En uno de los cuales situado en el término municipal de Vera de Moncayo, ya en ruinas, se conservan las piedras utilizadas para moler el grano.







            En ellas aparecen las marcas del fabricante: Grande Société Meuliére Dupety Orsel & Cie de La Ferté sous Jouarre (Francia). Puede parecer sorprendente la procedencia de las mismas de un lugar tan alejado, pero ello tiene una explicación a la que haremos referencia en este artículo.





            En nuestra zona, salvo el caso del molino de viento de Tabuenca, todos los demás eran hidráulicos. El agua impulsaba el giro de las dos piedras que trituraban el cereal. La inferior se llamaba “solera” y la superior “volandera”. Estas piedras debían tener características especiales ya que, si eran muy blandas, desprendían partículas que se mezclaban con la harina.





            Muchas de las piedras que se utilizaron aquí procedían de Soria, desde donde llegaban transportadas en carretas. La Asociación de Desarrollo Rural PROYNERSO ha publicado un interesante folleto sobre este tema, del que proceden las dos ilustraciones anteriores, el cual se puede consultar en su página web: www.proynerso.com





Sin embargo, con la introducción del ferrocarril, pudieron importarse piedras fabricadas en la localidad francesa de La Ferté sous Jouarre, donde se elaboran las mejores, debido a la calidad de sus rocas silíceas.





            La Ferté sous Jouarre es una localidad perteneciente al Departamento de Sena y Marne, fundada en el año 850 que, en la actualidad, cuenta con unos 8.500 habitantes. Está situada a orillas del río Marne y allí nació Antonio de Borbón, el padre de Enrique IV de Francia.





            La localidad se especializó en la fabricación de estas piedras que, en 1789, daba empleo a 3.000 personas. Era un trabajo extremadamente duro, tanto en el momento de la extracción del material como durante su elaboración. La tuberculosis y la silicosis hacían estragos entre los obreros entre los que las tasas de alcoholismo eran, asimismo, muy elevadas.





            El transporte se efectuaba a través del río y todavía se conserva el llamado “port aux meules” cuyos malecones están formados por piedras de molino desechadas. Entre 1857 y 1866 se exportaban unas 6.000 muelas al año y, en 1880, se llegó a alcanzar la cifra de 20.000. Desde esa localidad se enviaban a lugares muy alejados. Se han localizado en Canadá, África del Sur y Nueva Zelanda.
            En 2009, Luc Vanhercke y Anny Anselin publicaron un interesante artículo en el nº 117 de la revista El Gurrión que se edita en la localidad oscense de Labuerda. Con el título “Piedras de moler nacidas en Francia y olvidadas en el Alto Aragón”, daban cuenta del hallazgo de estas piedras en el molino de San Cosme, situado entre Sasa y Cortillas. También las encontraron en Alquézar lo que despertó su curiosidad, llevándoles a visitar la localidad francesa de la que procedían.






            De aquella floreciente industria, sólo quedan en La Ferté sous Jouarre, algunas muestras de la misma convertidas en monumentos. El declive había comenzado ya a finales del siglo XIX con la introducción de nuevos procedimientos de molienda. Aunque se modificaron los tipos de piedras, con un nuevo sistema de fabricación, muchos talleres cerraron y otros se agruparon para intentar subsistir. Uno de ellos fue, precisamente, esa Grande Société Meuliére Dupety Orsel & Cie de la que proceden las muelas a las que estamos haciendo referencia.





            Durante la I Guerra Mundial la localidad fue escenario de la gran batalla del Marne que tuvo lugar entre el 6 y el 23 de septiembre de 1914. Muchos de sus edificios fueron arrasados, entre ellos el castillo. En los combates fallecieron 3.888 soldados británicos en recuerdo de los cuales el gobierno del Reino Unido, levantó este monumento, inaugurado en 1928, en el que están grabados sus nombres.





            Hoy, hemos podido recordar todo ello, gracias a la localización por Guillermo Carranza de las piedras de un modesto molino vereño que, probablemente, pudieron llegar desde allí, a través del pequeño ferrocarril de Cortes a Borja.

Un abejar entre Magallón y el Pozuelo de Aragón




            Dentro del término municipal de Magallón, aunque ya en el límite con el del Pozuelo de Aragón, en la partida conocida precisamente con el nombre de “El abejar” se encuentra el que hoy nos muestra Pedro Domínguez que está recorriendo toda la comarca para reunir información fotográfica de estas construcciones en trance de desaparecer.






            Enclavado en un lugar especialmente árido e inhóspito, el abejar está rodeado, en la cara donde se disponen las colmenas, por una tapia que delimita un espacio de cierta amplitud.





            De planta rectangular, su interior está dividido en dos estancias que conservan todos los elementos propios de este tipo de construcciones. En la que servía como acceso, ahora la más deteriorada, existe lo que pudo ser un pesebre o pila, en uno de sus rincones que suele ser frecuente en otros de la zona.






            En la siguiente sala se encuentran las colmenas. No falta el banco corrido y la chimenea en el rincón del fondo. En el muro este llaman la atención esas dos pequeñas ventanas con derrame interior, a modo de saeteras.





            Todo el conjunto fue construido en piedra de yeso, muy abundante en el lugar. Como puede apreciarse, aunque aún conserva en pie la mayor parte de sus muros, el estado de los mismos hace presagiar que, muy pronto, pasará a engrosar esa larga lista de elementos desaparecidos de nuestra arquitectura popular.



lunes, 29 de octubre de 2012

Localizada en Borja una bolsa de insaculación


            Es indudable que toda actividad de investigación suele deparar sorpresas. Esto es lo que ha ocurrido ahora durante el proceso de catalogación de los bienes de la cofradía de San Bartolomé de Borja, que está llevando a cabo, con gran entusiasmo, su nuevo Presidente D. Enrique Lacleta.





            Arrumbada, aunque celosamente guardada durante muchos siglos, se encontraba esta bolsa que, al ser analizada, ha resultado ser la bolsa de insaculación de la cofradía. Como muchas personas conocen, especialmente las que asistieron a los cursos que, sobre la Historia de Borja, impartimos hace unos años, desde el siglo XV la elección de los cargos y oficios municipales se realizaba por el procedimiento de insaculación. Consistía en introducir en una bolsa los nombres de todas las personas que podían optar a ellos y, el día fijado, “una mano inocente” iba sacando de cada una de las bolsas los nombres de los elegidos. Porque, en el caso de los cargos municipales había bolsas diferentes, pues no todas las personas podían optar, por ejemplo, al cargo de Justicia. Periódicamente se renovaban los candidatos, un proceso no exento de polémicas que se llevaba a cabo con gran rigor. Las bolsas se conservaban bajo llave para evitar que se añadieran candidatos sin el debido control. Los nombres de los mismos iban escritos en un pequeño papelillo que, enrollado, se introducía dentro de una bola de madera, llamada “redolino”. Este procedimiento que comenzó siendo utilizado en los consejos municipales también fue empleado para la elección de cargos en otras corporaciones.





            Aunque el sistema era bien conocido, nunca habíamos llegado a ver una de estas bolsas. De ahí, la sorpresa al encontrar la utilizada por la cofradía de San Bartolomé con todos los redolinos, correspondientes a los miembros de la misma, en su interior. La bolsa es de cuero y tiene una cinta del mismo material en la boca, para cerrarla.





            Los redolinos son estas bolitas de madera con un orificio central para introducir la boleta con el nombre de cofrade. En total han aparecido 342 que sería el número de miembros de la cofradía cuando dejó de utilizarse. Todos los redolinos son de madera, aunque de origen diferente, dando la impresión de que fueron elaboradas en distintas series. Las boletas de papel, habitualmente, no debían sobresalir del cuerpo del redolino, aunque en algunos casos, como el que aparece en la fotografía, lo hicieran.






            Aquí pueden verse desplegadas las boletas que estaban en el interior de algunos de los redolinos. Por el tipo de papel pautado y la letra que, tras su comparación con las de los libros de la cofradía, parece corresponder a la del que fuera Secretario de la Cofradía, D. Tomás Sanmartín, entre 1926 y 1930, se deduce que, hasta esa época, el procedimiento seguía utilizándose para la elección de mayordomos, llevadores, cesteros, lumineros y “llevador del velo” que eran los cargos que se renovaban cada año. Posteriormente, quedó relegado pues, ni los más antiguos miembros de la cofradía, lo recordaban.





            Estamos, por lo tanto, ante un hallazgo de gran interés para nuestra ciudad y, probablemente, para otros lugares, pues no tenemos noticias de casos similares, aunque probablemente los habrá. Como recuerdo del mismo, Enrique Lacleta ha compuesto el nombre de la cofradía que preside con todos los redolinos conservados en esta bolsa que, durante muchos años, ha conservado su padre D. Serafín Lacleta.

Importante exposición de Pintura



            El próximo miércoles día 31, a las 20 horas, tendrá lugar en la Casa de Aguilar la inauguración de una importante exposición bajo el lema “Las vanguardias aragonesas en la colección del Ayuntamiento de Alcañiz” que permanecerá abierta hasta el 11 de noviembre, pudiendo visitarse todos los días de 19 a 21 horas y los domingos y festivos también de 11,30 a 13,30.
            La exposición, organizada por el Gobierno de Aragón, incluye 28 pinturas y 4 esculturas pertenecientes a la colección  que el Ayuntamiento de Alcañiz ha reunido en los últimos años.





            Entre las obras expuestas destaca la escultura de bronce ‘Toro el pie’ de Pablo Serrano adquirida por el consistorio, junto con otras piezas suyas, cuando Alcañiz le nombró Hijo Adoptivo en 1981.





Además se exhiben obras de Salvador Victoria, José Manuel Broto, Natalio Bayo, José Luis Cano, Enrique Larroy, Ignacio Fortún, Pepe Cerdá, Gómez Ascaso, José Luis Lasala, Ángel Pascual y Vicente Vilarrocha, entre otros.





            El interés de la muestra radica en el hecho de que, en la misma, se puede admirar la producción artística de un conjunto de artistas, representativos de un periodo del Arte aragonés especialmente fecundo.





            Concebida con carácter itinerante, ha sido producida por el Departamento de Educación, Universidad, Cultura y Deporte del gobierno aragonés. El recorrido se inició en el  CDAN de Huesca y, tras su paso por Borja, se mostrará en Tardienta, Sabiñánigo y Monzón.