miércoles, 14 de noviembre de 2012

La familia Coloma y Borja (III)


            Cuando D. Juan de Coloma falleció el 14 de agosto de 1517 el único heredero legítimo era su hijo Juan Francisco Pérez Calvillo de Coloma, fruto de su segundo matrimonio con Dª Isabel Díez de Aux. El joven le había proporcionado algunos disgustos por lo que, en el testamento, estableció una serie de cauciones, entre ellas el que si “saliere muy vicioso de juegos y otros vicios públicos, de manera que por juegos y por los dichos vicios disipare los bienes de la dicha herencia” los albaceas no le dieran la plena posesión de la misma hasta cumplir los treinta años.





            Que el joven Coloma fue un auténtico vividor, mujeriego y cruel no lo discuten ninguno de los autores que se han ocupado de la familia, pero tuvo la fortuna de tener como descendientes a unos personajes excelentes, tras haber emparentado con una de las más importantes familias aragonesas, los Folch de Cardona, en quienes recaía el título de Almirante de Aragón. Primero contrajo matrimonio con María de Cardona, hija mayor del almirante D. Alonso de Cardona y, tras su fallecimiento, con su hermana Catalina de Cardona.
            Del primer matrimonio nació D. Juan de Coloma y Cardona del que hablaremos a continuación y del segundo D. Pedro de Coloma que heredó las posesiones aragonesas, mientras que D. Juan recibió las del reino de Valencia, escindiéndose a partir de entonces las dos ramas de la familia.





            D. Juan de Coloma y Cardona había nacido hacia 1522. Fue un militar destacado que llegó a alcanzar el empleo de Capitán General, tras servir en Flandes y Milán. En 1570 fue nombrado virrey de Cerdeña, cargo que desempeñó hasta 1577. En recompesa por sus servicios, fue creado I conde de Elda, el 14 de mayo de 1577, por Felipe II. Destacó, asimismo, como escritor siendo el autor de Decada de la Passion de Nvestro Redemptor Iesv Christo y de Cántico de la gloriosa resurrección. Casó por tres veces, la última de las cuales lo fue con Dª Isabel de Saa, de distinguida familia portuguesa que había venido a España como dama de la emperatriz Isabel, la cual le dio catorce hijos.
            El mayor, llamado Juan, falleció antes que el padre, sucediéndole en el título el segundo de los hijos llamado Antonio.





            Pero uno de los más destacados miembros de la familia, fue D. Carlos de Coloma y Saa, que era el cuarto. Nacido el 9 de febrero de 1566, quedó al cuidado de su madre en el castillo de Elda, mientras su padre ejerció como virrey en Cerdeña, donde estuvo acompañado por sus dos hijos mayores. Al cumplir los 14 años, inició su carrera militar, a las órdenes del duque de Alba, con ocasión de la conquista de Portugal en 1580. A partir de entonces, participó en numerosos hechos de armas, especialmente en Flandes, donde sufrió heridas en una mano, en 1589. En 1600, fue nombrado Capitán General del Rosellón y la Cerdaña y, entre 1612 y 1617, fue Capitán General y virrey de Mallorca. Tras desempeñar el cargo de embajador en Londres, entre 1622 y 1624, retornó a Flandes, donde estuvo en la rendición de Breda, llegando a asumir el mando de todas las fuerzas españolas desplegada en esa zona. Entre 1629 y 1631, estuvo nuevamente en Londres como embajador, logrando alcanzar la firma del tratado de paz entre España e Inglaterra. Al término de su misión fue nombrado Maestre de Campo General del ejército de Flandes y, posteriormente, del de Lombardía.





            A su impresionante hoja de servicios hay que unir su condición de escritor pues fue el autor de Las Guerras en los Estados Bajos desde el año de 1588 hasta el de 1599, obra de la que se hicieron numerosas ediciones, alguna muy reciente. Fue, asimismo, traductor del escritor romano Cornelio Tácito. Sus versiones de los Anales y de las Historias han sido también objeto de numerosas ediciones.
            El tercero de los hermanos, Alonso, nacido en Elda en 1555 siguió la carrera eclesiástica, siendo nombrado obispo de Barcelona en 1599 y consagrado el 28 de noviembre de ese mismo año. El 13 de enero de 1603 fue promovido a la sede de Cartagena, ciudad en la que falleció el 20 de abril de 1608.
            Es imposible enumerar aquí a todos los personajes que destacaron dentro de la familia Coloma, dejando constancia únicamente de los citados, por su condición de hijo, nietos y bisnietos de D. Juan de Coloma. Pero hubo muchos más, anteriores a D. Juan y posteriores a los reseñados. La estirpe de los Coloma, por línea de varón se extinguió al morir sin descendencia, en 1729, el VI conde de Elda D. Francisco Coloma y Leyva, heredando el título su primo Gonzalo José Arias-Dávila Coloma, conde de Puñonrostro. A través de esta casa, el título paso más tarde a los duques de Fernán Núñez. En 1918, la III duquesa de Fernán Núñez, Dª María del Pilar Osorio y Gutiérrez de los Ríos, segregó el mismo en favor de su nieto D. José Falcó y Álvarez de Toledo, al que sucedió, en 1984, su actual poseedor D. Enrique Falcó y Carrión.
             A lo largo de estos tres artículos hemos tenido ocasión de comentar la historia de una familia que, en sus inicios, estuvo íntimamente vinculada a nuestra ciudad y a la que perteneció uno de los personajes más destacados nacidos en ella, el Secretario de los Reyes Católicos D. Juan de Coloma.





            Pero, a pesar de su importancia, la atención que le ha sido dispensada ha sido escasa. En 1939, el M.I. Ayuntamiento de Borja, atendiendo a la petición formulada por el párroco de Santa María D. Roque Pascual, le fue dedicada una calle. La lápida de la misma fue retirada hace unos años y sustituida por un azulejo de menor tamaño, colocado en el hueco que quedó.
            Como se ha recordado estos días, cuando en 1970 se creo el Colegio Libre Adoptado, se decidió darle el nombre de este ilustre borjano pero, al ser transformado en Instituto, los responsables del mismo optaron, en aquel momento, por sustituirlo por el de Juan de Lanuza atendiendo, quizás, al hecho de que, en las alteraciones de 1591, Borja fue una de las pocas poblaciones aragonesas que se puso del lado del monarca, facilitando el paso de las tropas reales que entraron en Aragón en unas dramáticas circunstancias que culminaron con la ejecución del Justicia.



            El Centro de Estudios Borjanos quiso recordarlo, con ocasión del V Centenario del Descubrimiento, creando un Premio de Investigación que llevó su nombre y que se convocó durante los ocho años anteriores a 1992.

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