lunes, 21 de enero de 2013

Imágenes de la fiesta de San Sebastián en Borja



            A las seis en punto de la mañana de ayer, los cofrades de San Sebastián iniciaron el canto de la Aurora que volvió a interpretarse en los puntos que marca la tradición.





            A lo largo del recorrido iban sonando los disparos de las viejas armas que, desde sus inicios, han acompañado todos los actos de la cofradía.




            La comitiva la encabezan un cofrade con campanilla y otro que porta una pequeña imagen del santo que reproduce la peana procesional del mismo.



            No faltaron puntos de avituallamiento como el que reproduce la imagen en la casa de los mayordomos que estuvo especialmente nutrido.




            El último canto tuvo lugar en el interior de la iglesia del convento de Santa Clara a cuya puerta se disparó una salva especial.



            Inmediatamente inició su recorrido el Rosario, precedido por el estandarte de la cofradía, al que se sumaron numerosas personas.




            A las 8,30 de la mañana, comenzaron a sonar las dianas interpretadas por la Agrupación Musical Borjana, bajo la dirección de D. Félix Martínez Lahuerta.




       Antes de la Celebración Eucarística tuvo lugar la procesión que estuvo presidida por las primeras autoridades locales, la Junta de la cofradía y los mayordomos.



            También acompañaron a la procesión los danzantes de la cofradía de San Bartolomé que formaron cuando San Sebastián hizo su entrada en el templo.




            Con la iglesia completamente llena de devotos, se celebró la Santa Misa, presidida por D. Jaime Ainaga que, al término de la misma, ofreció a la veneración la reliquia del santo.



      
      Mientras el ilustre músico D. Alberto Aguilera, que el pasado sábado estrenó las primeras vísperas compuestas por él y brillantemente interpretadas por el coro de las religiosas clarisas, hacía sonar el órgano, en las puertas del convento nuestro colaborador D. Enrique Lacleta intentaba enmascarar sus acordes con el último trabucazo que empuñaba con gran estilo, recordando su brillante pasado militar.














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