domingo, 16 de junio de 2013

Carmen Castro Cardús

            En diversas ocasiones, nos hemos ocupado de diferentes miembros de la familia Castro, tan vinculada a nuestra ciudad, donde ejerció como Registrador de la Propiedad, a finales del siglo XIX D. Enrique Castro Pérez quien contrajo matrimonio con Dª Matilde Bonel Pellicer, natural de Bulbuente.


D. Honorato Castro Bonel
             En Borja nacieron sus hijos Julio, Honorato y Emiliano Castro Bonel, personajes muy destacados de los que incluimos amplia información en nuestro Diccionario Biográfico. Entre ellos destacó, de manera singular, Honorato que fue Catedrático de la Universidad Central y Diputado en las Cortes Constituyentes de la II República, falleciendo en el exilio.



D. Julio Alejandro Castro Cardús
            Su hermano Julio trabajó en la Delegación de Hacienda de Huesca y, en esa ciudad, nacieron sus cuatro primeros hijos, mientras que los tres últimos lo hicieron en Madrid. Entre los primeros se encontraban Julio Alejandro, el guionista de Buñuel, y Matilde, recientemente fallecida, mientras que entre los pequeños estaba Fernando que visitó nuestro Centro, siendo ya mayor, para asistir a la presentación de una biografía de su hermano. Todos ellos mantuvieron una estrecha relación con Bulbuente, localidad en la que tenían casa sus dos abuelas, la materna y la paterna, y donde pasaros los veranos de su infancia y adolescencia.



            Sin embargo, nos había pasado desapercibida la singular trayectoria vital de otra hermana, Carmen Castro Cardús, a pesar de le dedicó un interesante trabajo Ignacio Martínez de Pisón, en su obra Las palabras justas que teníamos en nuestra biblioteca. Ha sido D. Juan María Ojeda quien nos lo ha hecho notar y, efectivamente, merece la pena comentar algunos aspectos de una mujer que se alejó bastante de las características de la mayor parte de los miembros de su familia.


Los hermanos Carmen y Julio Alejandro Castro Cardús
            Carmen era la tercera de los hijos del matrimonio Castro Cardús. Nacida en Huesca, curso la carrera de Farmacia en la Universidad Central e ingresó en la Institución Teresiana, fundada por San Pedro Poveda en 1911. No es una orden religiosa, en sentido estricto, pues fue reconocida como “Pía Unión”, y, en 1951, se convirtió en un Instituto Secular.
            En 1932, Carmen Castro había obtenido el título de maestra, llegando a ejercer la profesión en Villanueva de la Cañada y, en 1935, ingresó en el Cuerpo de Prisiones. Al estallar la guerra se incorporó como farmacéutica en uno de los hospitales de sangre creados por el Gobierno de la República para atender a las numerosas bajas que se producían en los combates en torno a Madrid. Estaba ubicado en el Instituto Oftalmológico de la capital de España y también trabajaba allí su hermana Matilde. En aquellos momentos, ya había sido fusilado el P. Poveda, el fundador de las teresianas a las que, como hemos dicho pertenecía Carmen. Su condición pasó desapercibida, así como sus actividades de apoyo a la Falange que, de forma clandestina, operaba en Madrid. Poco después, pasó destinada como funcionaria a la cárcel de mujeres situada en las Comendadoras y allí ayudó a muchas religiosas, llegando a facilitarles la Eucaristía. Finalmente, en julio de 1937, huyó de Madrid pasando a la zona nacional, donde ocupó puestos en las prisiones de San Sebastián, Saturrarán y Santander.



            Al término de la contienda fue nombrada Directora de la cárcel de Ventas. Precisamente, durante su mandato fueron fusiladas las trece jóvenes que han sido conocidas como las “trece rosas”. Precisamente, su comportamiento en relación con este asunto y con otras ejecuciones de la época ha sido objeto de reproches, aunque otras fuentes han puesto de manifiesto que su estado anímico se resintió profundamente en aquellos terribles momentos. En cualquier caso, su destino al frente de la cárcel fue efímero ya que, en 1940, fue nombrada Inspectora Central de Prisiones. Falleció con treinta y ocho años, en 1948, cuando se encontraba al frente de la Sección de Redención de Penas por el Esfuerzo Intelectual.
            El libro de Ignacio Martínez de Pisón nos ha permitido, por lo tanto, conocer una biografía de una mujer cuya trayectoria personal fue bastante diferente a la de otros miembros de esta familia tan relacionada con Borja y Bulbuente.

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