domingo, 18 de agosto de 2013

Cabañas agrícolas de una planta




Además de las cabañas de planta circular con cúpula y de los refugios a pie de camino que nos ha mostrado en anteriores artículos Pedro Domínguez Barrios, las más frecuentes en nuestra zona son las cabañas de campo, para apoyo de las faenas agrícolas, sirviendo para guardar algunos aperos y protegerse de las inclemencias del tiempo.





Son siempre de planta cuadrangular y reducidas dimensiones, cubiertas a dos aguas. Habitualmente son de una o dos plantas, aunque excepcionalmente podemos encontrar algunas de tres plantas. Existen algunas diferencias en función de su ubicación, en zona de secano o de regadío. 



Para su construcción se utilizaban los materiales de la zona. En las dos primeras fotografías puede verse una cabaña levantada con lecha, mientras que en esta otra se utilizó el canto rodado.



En su ausencia se empleaba el adobe, siempre dispuesto a tizón, como puede apreciarse en este otro ejemplo con su cubierta a dos vertientes de las que, lamentablemente, han sido retiradas las tejas.



Sin embargo, no es raro encontrar otras en las que, sobre un zócalo de piedra o canto rodado, se disponen los adobes, enlucidos en yeso. En cierto modo, recuerdan una tipología ya usada en épocas prehistóricas, aunque entonces no se cubrían con teja.



Las cabañas tenían huecos de ventilación cruzada, como se aprecia en esta fotografía y la cubierta, como hemos señalado, estaba formada por un entramado de madera, de simples ramas en muchos casos, tablero del mismo material o de cañizo en algún caso, y teja árabe o un simple manto de tierra, de unos 25 a 30 centímetros, más frecuente en las cabañas de piedra. 



En terrenos cultivados en ladera o terrazas, las cabañas se construían a modo de semi-cueva, aprovechando el desnivel del terreno y el ahorro de material que suponía, como este ejemplo que corresponde a una cabaña de El Buste.

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