sábado, 19 de abril de 2014

Jueves Santo en Borja



            Dentro de las tradiciones de la Semana Santa borjana, la más antigua es la procesión que tiene lugar en la tarde del Jueves Santo, conocido como la procesión de “los Cristos”. Vinculada, en su origen, a la cofradía de la Sangre de Cristo, fundada en 1589, está constatada su existencia desde los  primeros años del siglo XVII. Antes de la creación del “Entierro de Cristo”, era la más importante de las que se celebraban esos días y allí asistía en corporación la corporación municipal.
            A lo largo del tiempo, se fue configurando como una representación de los misterios dolorosos del Santo Rosario que se rezaba en el transcurso de un recorrido por siete templos de la ciudad, en recuerdo de las Siete Palabras de Cristo, entrando a visitar el monumento. Todavía hemos llegado a conocerlo en Santa María, San Bartolomé, San Miguel, Santa Clara, Santo Domingo, la Concepción y la iglesia del hospital.

            La procesión continúa celebrándose con gran fervor, aunque las circunstancias han ido cambiando e introduciéndose modificaciones que afectan a las cofradías que portan los pasos y a la participación de otras que, inicialmente, no formaban parte de la comitiva. Este es el caso de la cofradía de San Juan Evangelista y de San Sebastián que, con sus bandas, abren y cierran la procesión.





            A través de las hermosas fotografías realizadas este año por D. Enrique Lacleta, podemos conocer las características de cada uno de los pasos. El primero de ellos es el de la Oración en el Huerto, una obra del siglo XX, de producción industrial, que vino a sustituir al antiguo paso que todavía se conserva en una capilla del claustro de la colegiata. Inicialmente, era portado por “hombres mozos”, pero debido a los altercados que se suscitaron, fue creada la cofradía de las Almas, en 1719, para llevarlo. Más tarde, se hicieron cargo del mismo los jóvenes que, el Viernes Santo, representaban el papel de alabarderos. En la actualidad lo llevan miembros de la cofradía de las Almas.




            El segundo paso es el de Jesús atado a la columna que es portado por la cofradía de San José. La imagen es del siglo XVII y su vinculación con ella es antigua, pues ya, en 1746, el cabildo de la colegial le dio licencia para conservarlo en su capilla “de cuyo culto se encarga la cofradía”.




            El paso de la Coronación de espinas, conocido popularmente como el del “Cristo de la caña”, es llevado por la cofradía del Carmen. La primera referencia documental corresponde a los primeros años del siglo XVIII, cuando fue sacado a hombros por miembros de uno de los regimiento de Infantería que se encontraban en la ciudad, como consecuencia de la guerra de Sucesión.




El paso de Jesús con la cruz a cuestas perteneció siempre a la cofradía de San Antón que, como hemos visto, fue la impulsora de esta procesión. Por otra parte, esta imagen era la que acompañaba a los condenados a muerte hasta el lugar de la ejecución, como sucedió, en 1874, cuando fue agarrotado en las eras de la carretera del Santuario Eugenio Belío Escolano, alias Carica.




            El último de los pasos corresponde a la Crucifixión y, hasta hace unos años, era llevado por los hombres de Acción Católica, aunque ahora se encarga de este cometido la cofradía de las Almas.



            Como hemos comentado, anteriormente, cierra la procesión la Agrupación de Cornetas y Tambores de la cofradía de San Sebastián y la Verónica. Debemos señalar que tanto esta cofradía, como la de San Juan Evangelista, procesionan con sus pasos en la noche del Miércoles Santo.





            Un momento especialmente emocionante del recorrido se produjo frente a la fachada de la antigua parroquia de San Bartolomé, donde se habían congregado con velas un buen número de antiguos feligreses y donde se rezó un Padrenuestro.

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