jueves, 29 de enero de 2015

El “rey catalán” y otras cuestiones borjanas


            Entre un amplio número de publicaciones que nos ha remitido la Institución “Fernando el Católico”, queremos hacer referencia en primer lugar a la obra titulada La imagen de Fernando el Católico en la Historia, la Literatura y el Arte, en la que se recogen las conferencias pronunciadas con ocasión de las Jornadas Fernandinas que tuvieron lugar, en marzo de 2013, en la Facultad de Filosofía y Letras de Zaragoza y en el Palacio de los Español de Niño, situado en la villa natal de rey: Sos del Rey Católico.
            El primer capítulo lleva por título “Fernando el Católico, el Absolutismo y la Inquisición”, siendo su autor Herny Kamen, uno de los “destacados especialistas” a los que se alude en la introducción. Realmente, ha constituido una sorpresa encontrar, en el mismo, afirmaciones como la siguiente: “Los historiadores, como Tarsicio de Azcona, se han dedicado a la reina castellana, pero descuidaron al rey catalán”. Que no se trataba de una errata o de una falsa apreciación nuestra viene a demostrarlo el que más adelante, al tratar de la percepción que el rey Fernando pudo tener sobre su propio destino, vuelve a insistirse en que “Como catalán, ¿se vio influenciado por la arraigada tradición mística catalana que identificaba la derrota del Islam en España con la destrucción de los judíos?”.

            Podríamos insistir sobre la inconveniencia de difundir estos dislates, precisamente en estos momentos. Pero, sin ánimo de descalificar al prestigioso autor, debemos afirmar que al leer “Cuando Fernando murió, su testamento instaba a su sucesor Charles para que apoyara la Inquisición en su lucha contra la herejía”, nos ha costado identificar a ese “Charles”.





            De este otro libro ya nos ocupamos en este blog, reproduciendo su portada. Sin embargo, en aquellos momentos no lo habíamos recibido aún. Ahora, al revisarlo, vemos que, en la página 6, aparece este fragmento de la tabla central del antiguo retablo de la colegiata de Santa María de Borja. Lo llamativo es que tanto al pie de esta ilustración como en la solapa, por lo que respecta a la portada, se hace constar: “Cortesía del autor y del Museo Diocesano de Borja”.
            Sin embargo el “Museo de la Colegiata” que es la denominación de nuestro museo, no es diocesano. Surgió como consecuencia de un acuerdo alcanzado entre el M. I. Ayuntamiento de Borja, el Obispado de Tarazona y la Parroquia de Borja. En virtud del mismo, la parroquia cedía las obras a exponer y el M. I. Ayuntamiento, propietario del edificio donde se instaló (que además había restaurado con este fin), se hacía cargo del mantenimiento del museo, para cuya gestión se constituyó una comisión integrada por representantes de la corporación municipal y de la Iglesia. 



            La Profª Dª María Antonia Martín Zorraquino es Catedrática de Lengua Española de la Universidad de Zaragoza y forma parte del Consejo Rector de la Institución “Fernando el Católico”. Este libro, que reúne una serie de artículos escogidos, responde al deseo de algunos de sus discípulos y amigos de ofrecerle un reconocimiento público a su labor investigadora y docente.
            Todo el libro es interesante pero nosotros debemos resaltar uno de sus estudios literarios, el titulado “Tal como éramos. A propósito de Gaudeamus de José María Conget”, publicado en 2003. La visión que María Antonia Martín Zorraquino ofrece del ambiente en el que fueron surgiendo las obras de Conget es apasionante. Como ella misma reconoce, entre octubre de 1965 y junio de 1968, “Conget fue para mí mi mejor amigo” y, por otra parte, la “María Eugenia Azcona” de la novela y amor platónico de “Miguel Zabala”, trasunto del propio Conget, era María Antonia. Merece la pena leerlo, porque está escrito desde la nostalgia de esa “cándida adolescencia” a la que se hace referencia en la conclusión.
            Los que no son de nuestra ciudad pueden preguntarse el porqué de las “cuestiones borjanas” del título de este artículo del blog. Además del comentario sobre el Museo de la Colegiata, Conget forma parte de nuestro mundo, ya que aunque nacido en Zaragoza, aquí residía su familia en esos momentos. Aquí vivió su infancia, hasta que lo enviaron al colegio del Salvador, y aquí retornaba, últimamente, mientras vivieron sus padres. 

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