martes, 7 de julio de 2015

Adquirida otra obra de Buenaventura Salesa


            Como ya hemos informado a nuestros lectores, desde hace algún tiempo venimos dedicando una atención especial a Buenaventura Salesa, sin duda alguna el más importante de los artistas nacidos en Borja y miembro de una familia en la que también hubo destacados escultores y mazoneros.

            En estos momentos, el Prof. D. Arturo Ansón Navarro y el joven investigador D. Javier Martínez Molina se encuentran inmersos en el proyecto de elaboración de su biografía y del catálogo de sus obras que esperamos publicar el próximo año. Es probable que, coincidiendo con la presentación del libro, se pueda celebrar en Zaragoza una exposición, en homenaje a la figura de este ilustre pintor que, aunque conocido, no ha recibido el reconocimiento que se merece.




            En el Salón de Reyes de la Casa Consistorial de Borja se conserva el retrato de Fernando VII, que no es una de sus mejores obras, así como el grabado que encargó el cabildo de la colegial, para su inclusión en los documentos del mismo, que se exhibe en el Museo de la Colegiata; y el de las armas de la ciudad que se conserva en el archivo de nuestro Centro.
            Por este motivo, nos pareció oportuno reunir alguna otra de sus obras y así logramos adquirir uno de los volúmenes de la Historia de la Vida de Marco Tulio Cicerón, de Conyers Middleton, traducida al castellano por José Nicolás de Azara, en 1790, e ilustrada por Salesa que durante su estancia en Roma, gozó de la protección y del favor de Azara.
            A comienzos de este año, conseguimos en Italia el grabado reproducido arriba, en el que está representado San Juan de Ribera (1532-1611), Patriarca latino de Antioquía y arzobispo de Valencia desde 1568, donde fundó el Real Colegio Seminario del Corpus Christi, uno de los más importantes monumentos de esa ciudad, donde se conoce con el nombre de “El Patriarca”. Fue obra del impresor Giacomo Bossi, sobre un dibujo de Salesa. 



            A nuestra pequeña colección se incorpora ahora el retrato de Martín de Azpilicueta que formó parte de la serie de retratos de Españoles Ilustres que, entre 1791 y 1819, salieron de la Calcografía Nacional, bajo el impulso del conde de Floridablanca y, posteriormente, del conde de Aranda y de Godoy.
            En total, fueron 114 los retratos impresos que se distribuyeron en cuadernos de seis grabados. El que nos ocupa fue realizado por Manuel Salvador Carmona, a partir de un dibujo de Buenaventura Salesa, el único que llevó a cabo para esta serie. Impreso en 1792, formó parte del octavo cuaderno de la colección.



            Martín de Azpilcueta había nacido en Barásoain (Navarra) en 1492, en el seno de una familia noble. Tras cursar estudios de Filosofía y Teología en Alcalá de Henares, se doctoró en Derecho Canónico en la Universidad de Toulouse, donde obtuvo la cátedra de Cánones a los 26 años. Fue, después, profesor de otra universidad francesa, la de Cahors, regresando a España en 1523, para profesar como canónigo regular de San Agustín en Roncesvalles. Al no serle reconocido el doctorado obtenido en Francia, volvió a lograrlo en Salamanca, de cuya universidad fue catedrático durante catorce años. Su prestigio era tan grande que el propio Carlos V acudió a una de sus clases. Por orden del emperador marchó a la Universidad de Coimbra, que acababa de ser fundada, donde ejerció la docencia durante 16 años.
            A su jubilación regresó a Navarra y, cuando ya contaba 76 años, Felipe II lo envió a Roma para encargarse de la defensa del primado de España, el cardenal Carranza, procesado por la Inquisición por el supuesto delito de herejía, del que salió absuelto merced  a la brillante defensa de Azpilcueta.
            A lo largo de toda su vida, le ofrecieron importantes beneficios eclesiásticos que siempre rechazó y, en sus últimos años, pudo haber sido creado cardenal en dos ocasiones, lo que no se llevó a efecto por la supuesta oposición del monarca español.
            Murió en Roma en 1586, siendo sepultado en la iglesia de San Antonio de los Portugueses. Fue considerado uno de los grandes intelectuales de su época, destacando no sólo por sus conocimientos en Derecho y Teología, sino por sus aportaciones a la Economía, siendo considerado el pionero en la historia de la teoría cuantitativa del dinero.
            Nos complace dedicar este recuerdo a un gran navarro, a través del dibujo de un borjano ilustre, en este día en que se celebra la fiesta de San Fermín, co-patrón de Navarra, al mismo tiempo que damos noticia de esta interesante adquisición.

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