jueves, 16 de junio de 2016

Antiguas fotografías de la trilla en Borja



            Estamos en época de trilla, de “cosechar” de dice ahora, cuando las máquinas han venido a sustituir aquel laborioso proceso que comenzaba con la siega manual, en la que el segador, provisto de hoz, zoqueta y dedil, iba formando los fajos que se sujetaban con fencejos, ayudado por el verduguillo.
            Desde los campos eran transportados en carro o a lomos de caballerías hasta las eras. Cada familia solía tener la suya, situadas siempre a las afueras de la población, donde quedaban apiladas a la espera de la trilla.

            En estas fotografías, todas ellas de la colección de la familia Ojeda, se ven varias eras de la zona de la torre del Pedernal. En ellas, extendida la parva, con la ayuda de las horcas de madera, se está procediendo a trillar, utilizando los antiguos trillos de pedernal (quizás con algunas cuchillas intercaladas entre las piedras), siempre en el sentido contrario a las agujas de reloj. En la fotografía superior puede verse a un niño sobre el trillo, arreando a un tiro de tres mulas o machos, mientras que en la inferior es una mujer la que lleva a cabo este cometido, mientras los hombre permanecen atentos para seguir extendiendo la parva.





            Terminada la trilla, se procedía a apilar, en un extremo de la era, la paja y el grano, con la ayuda de la plegadera que era un aparejo tirado por una caballería. Después, y aprovechando un día con aire, se llevaba a cabo el aventado, para separar grano y paja. Es lo que están haciendo en la imagen superior, en la que puede verse, a los pies del hombre que está a la derecha, una rastra de madera que ayudaba a plegar.
            Después era preciso volver a aventar, para limpiar el grano de la paja más fina con el que había quedado mezclado y aún volvía a hacerse para separar el grano de las granzas. Es la labor de la imagen inferior, donde se ve cruzada a la derecha una pala de aventar de madera.



            Limpio ya el grano, se introducía en las talegas, con la ayuda de un capazo. En este caso la era está ubicada en otro lugar. Junto con la pala de madera, a la izquierda, vemos entre las piernas del hombre agachado a la derecha una hanega, medida de capacidad para grano que se enrasaba con un rodillo de madera. Llama la atención el sombrero con el que se toca el personaje central del grupo de tres que están entalegando.
            Quedaba, finalmente, la tarea de transportar las talegas y la mucho más laboriosa de llevar la paja, mediante carros que aumentaban su capacidad con cañizos en la parte superior, utilizando el cargador (horcas de mayor tamaño con varillas metálicas a los lados) para manejar la paja. Quienes vivieron esos momentos, recordaran la complejidad de todo ese proceso y la cantidad de paja que arrojaban los carros al discurrir por las calles empedradas de la ciudad.

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