domingo, 19 de junio de 2016

La primera alcaldesa de España



            A raíz del homenaje que, recientemente le fue tributado a María Domínguez Remón, en su localidad natal de Pozuelo de Aragón, se ha vuelto a atribuirle la condición de “primera alcaldesa democrática”. En este blog, hemos señalado, en varias ocasiones, que esa afirmación no es correcta y mucho menos la que figura en el monumento que la Agrupación del PSOE de Fuendejalón, erigió en su memoria en el cementerio de ese municipio, donde fue fusilada, y en el que se hizo contar que fue “la primera alcaldesa en la historia de España”. A petición de algunos de nuestros lectores queremos dar a conocer hoy los datos que vienen a avalar la opinión que hemos venido manteniendo.
            En primer lugar, debemos señalar que el honor de ser la primera alcaldesa de España o del Estado suele ser atribuido a otras destacadas mujeres, como veremos a continuación, siendo preciso distinguir entre alcaldesas designadas y alcaldesas elegidas democráticamente.



Matilde Pérez Mollá 

            Porque la primera mujer en presidir una corporación municipal fue Matilde Pérez Mollá (1858-1936), nombrada alcaldesa de Quatretondeta por el gobernador civil de Alicante, un pequeño municipio de esa provincia, al frente del cual estuvo entre el 27 de octubre de 1924 y 1 de enero de 1930, realizando una gran labor, fruto de la cual llegó la luz eléctrica al municipio, se construyó la primera carretera que lo enlazaba con Gorga y surgieron numerosas actividades culturales, como la creación de un grupo de teatro y una coral, lo cual es digno de ser resaltado al tratarse de una localidad de entonces tenía unos 500 habitantes. Era una mujer culta y bien relacionada que había estado casada con un notario de Alcoy y que supo ganarse el afecto de sus paisanos que, todavía la recuerdan, habiéndole dedicado una calle y una placa en su casa natal.



Concepción Pérez Iglesias

            Pocos meses después, en enero de 1925, el  Gobernador Civil de Pontevedra nombró Alcaldesa de Portas a Concepción Pérez Iglesias, “Doña Concha”, como era conocida entre los vecinos. Era una excelente maestra que, en aquellos momentos, tenía 44 años y era ya viuda. Estuvo al frente del municipio hasta 1930.


Petra Montoro Romero

            Por la misma época fue nombrada Alcaldesa de Sorihuela de Guadalimar (Jaén) Petra Montoro Romero que, como en los casos anteriores, desempeñó el cargo hasta 1930. En la única fotografía que hemos encontrado aparece con el bastón de mando, a la salida de la iglesia parroquial, en compañía del párroco, el comandante de puesto de la Guardia Civil y el juez, también con bastón. Al estallar la Guerra Civil, fue detenida por un grupo de milicianos y fusilada, junto con sus hermanas Marta y Natalia, el 29 de noviembre de 1936. Tenía entonces 63 años y sus hermanas 66 y 69, respectivamente. En una página de su localidad natal se afirma que fue la primera alcaldesa de España, algo reiterativo en casi todos los casos citados.
            También, entre 1926 y 1930, fue Alcaldesa de Bolaños de Campos (Valladolid) Benita Mendalio, una maestra de la localidad de la que no hemos encontrado imágenes ni otros datos biográficos. 


Dolors Codina i Arnau


            Sí los hay de Dolors Codina i Arnau (1878-1944) que fue nombrada Alcaldesa de El Talladell (Lleida) en 1927, ejerciendo el cargo hasta 1930. Era una propietaria de esa localidad, siendo considerada la primera alcaldesa de Cataluña. Pasó la Guerra Civil oculta en Barcelona, regresando a El Talladell, al finalizar la contienda, y allí falleció a los 66 años de edad, donde todavía se le recuerda, como puede apreciarse en esta imagen.


Natividad Yarza Planas

            Las cinco alcaldesas citadas desempeñaron su cometido durante la Dictadura de Primo de Rivera, siendo todas ellas designadas por los respectivos Gobernadores Civiles, tal como hemos señalado.
            La primera en acceder al cargo, como consecuencia de unas elecciones democráticas fue Natividad Yarza Planas (1872-1960) que, en las celebradas el 14 de enero de 1934, encabezó, como independiente, la candidatura de Esquerra Republicana en la localidad de Bellprat (Barcelona). Maestra de profesión, ya se había hecho cargo de la comisión gestora de ese ayuntamiento con anterioridad. Al finalizar el curso de 1933-1934 fue trasladada a La Pobla de Claramunt y tuvo que dejar el cargo, aunque otros autores afirmas que fue destituida, tras la revolución de octubre. 



            Al estallar la Guerra Civil tenía 63 años, pero no dudó en alistarse en la columna organizada por el PSUC, al mando de Luis del Barrio Navarro, marchando con ella al frente de Aragón. Exiliada en Francia, en 1939, estableció su residencia en Toulouse, donde falleció, como consecuencia de una caída, el 16 de febrero de 1960.
            Se da la circunstancia de que, aunque nacida en Valladolid, era hija de Manuel Yarza Lavilla, natural de Brea de Aragón, y de Lorenza Planas, de Huarte (Navarra). El padre trabajaba como zapatero para el Ejército, razón por la cual su hija vino al mundo en esa ciudad castellana, así como sus dos hermanos, Bernarda y Mariano. Posteriormente, la familia se trasladó a Barcelona, aunque los estudios de Magisterio los cursó en Huesca.
            En 2015, se le tributó un homenaje de Valladolid, como “primera alcaldesa catalana”, lo que no es cierto, como hemos visto, al igual que ocurre con María Domínguez Remón, que no fue nunca alcaldesa y, por lo tanto, no pudo ser la primera de España, honor que corresponde a Matilde Pérez Mollá y, si queremos precisar el dato de alcaldesa democráticamente elegida, debemos referirnos a Natividad Yarza Planas.



            María Domínguez no fue elegida democráticamente para ocupar la Alcaldía, sino que presidió la Comisión Gestora, nombrada por el Gobernador Civil de Zaragoza, para hacerse cargo de la gestión del Ayuntamiento, tras la dimisión, como consecuencia del enfrentamiento entre republicanos y socialistas, de todos los miembros de la corporación municipal de Gallur que habían resultado elegidos en las elecciones de abril de 1931, las que trajeron la II República. Su mandato fue efímero, entre el 27 de julio de 1932 y febrero de 1933, dándose la circunstancia de que su cese fue debido a que el Ministerio de la Gobernación dio unas nuevas normas por las que se regulaba la composición de las Comisiones Gestoras. De acuerdo con ellas, debían estar integradas por un funcionario del Estado, de los destinados en el municipio, un patrono o propietario, y un obrero que fuera miembros de los sindicatos legales. A pesar de que María había sido fundadora de la UGT local, los miembros de la misma decidieron proponer como miembro de la comisión a Pablo Royo Navarro, por la que María quedó apartada de ese cometido.

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