martes, 21 de junio de 2016

Un entierro multitudinario


            Ayer dimos la noticia de la adquisición de un álbum de fotografías y recuerdos, relacionados con D. Miguel de Miguel García, párroco de Gallur durante 32 años. Su interés es evidente, ya que reúne imágenes del citado sacerdote y del propio Gallur. Especialmente nos han llamado la atención las correspondientes al multitudinario entierro, pues no es habitual realizar fotografías en este tipo de actos, salvo en casos de especial relevancia.

            Había nacido D. Miguel en Luesma, el 27 de marzo de 1880. Era hijo de D. Joaquín Miguel Mainar y de Dª María García Belanche. Tras cursar los estudios eclesiásticos en el Seminario de Zaragoza, fue ordenado presbítero en 1904, momento al que corresponde esta primera fotografía. Tras ejercer como ser profesor en el Seminario Menor de Belchite y desempeñar su ministerio pastoral en su localidad natal, así como en Beceite,  La Portellada y Plasencia de Jalón, fue nombrado párroco de Gallur en 1916.




            Allí permaneció hasta 1948, año en el que obtuvo una canonjía en la Santa Iglesia Metropolitana de Zararagoza. A pesar de ello, siguió manteniendo su relación con Gallur, acudiendo en alguna ocasión a predicar en sus fiestas patronales y a donde se retiró en sus últimos, falleciendo en esa localidad el 24 de marzo de 1958. En esta imagen aparece vistiendo los hábitos corales el mismo año de su toma de posesión como canónigo de la Seo.





            En el álbum se conservan las esquelas, recordatorios, necrológicas, indulgencias concedidas por al arzobispo de Sevilla, D. José María Bueno Monreal y el obispo de Sigüenza D. Lorenzo Bereciartua Balerdi, así como el certificado de defunción.
            Pero, como antes hemos indicado, lo más llamativo es el reportaje de su entierro, al que pertenecen las tres fotografías anteriores que incluimos en el orden que siguió el cortejo. Lo encabezaban los hombres, seguidos por la Cruz Parroquial y el clero presente en las exequias. La cruz va cubierta con un paño morado, como era costumbre en tiempo de Cuaresma, cuando también se cubrían los altares. En torno a ella, van nada menos que 11 monaguillos. A continuación van los sacerdotes; seis se pueden distinguir en la imagen, aunque en el funeral hubo más. Las crónicas de la época señalan que el cabildo mandó una representación integrada por los canónigos D. Leopoldo Bayo; D. Pablo Ginés; y el Rvdo. D. Salvador Torrijos. También estuvieron presentes los sacerdotes D. Bonifacio Tabuenca; D. Daniel Ortega; los párrocos de Pradilla, Mallén y el coadjutor de Tauste, además del P. Emeterio, natural de Gallur, junto con otros que no se mencionan expresamente.
            El féretro era llevado a hombros sobre una peana con varales y le seguían las mujeres, completamente separadas de los hombres, como también sucedía en el interior de los templos.



            Las fotografías constituyen un elocuente testimonio del cariño que, en Gallur, sentían por este benemérito sacerdote. La multitud que acompañó sus restos era, desde luego, impresionante. Por otra parte, en el reportaje figuran imágenes como esta otra en la que se quiso resaltar su vinculación con esa localidad, encuadrando su féretro con la silueta de la iglesia parroquial al frente de la cual estuvo 32 años y en donde su recuerdo permanece, pues tiene una calle dedicada que, recientemente, ha sido remodelada en uno de sus tramos. Por otra parte, también tiene otra calle dedicada en Luesma, su localidad natal.



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